Bolardos reflectantes de hule
Cualquier transeúnte de cualquier ciudad ha visto o, en el peor de los casos, se ha tropezado, con esos objetos hechos de concreto u otro material que en muchos casos tienen apariencia de un pequeño y regordete peón de ajedrez, colocados de manera yuxtapuestas en varios espacios públicos, bordeando las aceras.
Estas cosas se llaman bolardos y son más útiles de lo que quieras pensar.
Los bolardos son objetos cuya finalidad última es preservar la libre y segura movilidad de los transeúntes. Están colocados estratégicamente en las aceras, evitando así que conductores irresponsables sean de carros o de motos, e incluso de camionetas, aparquen en estos espacios públicos que corresponden al peatón.
Su aparición data de finales del siglo XIX y está en consonancia con la rápida industrialización que estaban alcanzando varias ciudades europeas, haciendo que el uso del vehículo particular fuera en aumentando.
De este modo, y para proteger al peatones de los vehículos, se implementó el uso de bolardos (conocidos como amsterdamcitos, también.); separando de este modo la acera de la calzada.
Otros usos del bolardo
Contrariamente a lo que pueda pensar la mayoría de las personas, el uso del bolardo no se reduce a simplemente a evitar que conductores irresponsables aparquen en las aceras. También es usado como medida de contención de asaltos a tiendas: existe un método de robo llamado lunizaje que consiste en estrellar el vehículo contra la luna de cristal de una tienda para posteriormente saquearla; cual película de cine.
Los bolardos son una herramienta de prevención y advertencia, además su uso hoy en día no se limita a las vías más conflictivas o zonas de aparcamiento. Esta herramienta se ha convertido en indispensable para dirigir y delimitar zonas de paso, tanto en fábricas como estadios y centros comerciales. Resulta una manera muy efectiva para dirigir a las personas hacia la zona de cajas, ordenando y dirigiendo el tráfico de peatones.
También es usado para cerrar la entrada a vehículos en zonas residenciales como medida de seguridad.
Clases de bolardos
En la actualidad se pueden conseguir distintos tipos de bolardos. Los hay de aluminio, cementos, de piedras, de aceros fundidos, galvanizados o de flexibles fabricados con hules o plásticos. También hay algunos que se mantienen estáticos mientras que en la entrada en ciertas construcciones, en especial de los edificios importantes, pueden desplegar del suelo.
Como podemos comprobar sus usos solo se ven limitados por la imaginación de sus propietarios.
Los bolardos como herramienta de prevención de accidentes
Ahora vamos a analizar porque son una herramienta de prevención, además de protección para peatones, vehículos y ciclistas. Estas cualidades o factores de seguridad vienen dados por su diseño inteligente y colores llamativos, que atraen la atención de los usuarios, estos se utilizan en las incorporaciones de una autovía o calzada central de una ciudad, delimitando la zona donde comienza el desvió, por otro lado también se utilizan para delimitar los carriles especiales, como el carril bici o carril bus, de esta manera existe una separación física y visual que no es dañina con los usuarios o vehículos.
Estos bolardos están confeccionados, por lo general, en PVC o goma de alta resistencia, todo dependerá del uso y la exposición a los que los tenemos previsto utilizar, ya que no es lo mismo que se encuentren dentro de unas instalaciones cubiertas o en el exterior. Es muy importante seleccionar bolados de máxima calidad sobre todo en uso exterior.
Otro factor muy importante en su fabricación, es el color, debido a que son una herramienta de prevención y seguridad, deben tener un color llamativo que llame la atención desde una distancia considerable, además si se van a utilizar en la vía publica deberán contar con bandas reflectantes, para que por la noche pueden ser observados mucho más fácilmente.
Pero quizás uno de los factores que menos se tienen en cuenta, es el posicionamiento correcto, nos referimos a que si los bolardos no se colocan correctamente, tanto en su anclaje como en la posición que van a ocupar, su función no será correcta y por lo tanto no ofrecerán la seguridad y protección para los que fueron concebidos.